Ibiza, bocado a bocado
La gastronomía se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la isla, pudiendo el viajero saborear tanto los platos típicos isleños y la nueva cocina contemporánea ibicenca como las propuestas culinarias procedentes de los más variados rincones del mundo.
Una de las mayores sorpresas que proporciona Ibiza es la calidad de sus restaurantes. En buena parte de las playas y calas puede hallarse un sencillo chiringuito o un sofisticado establecimiento donde disfrutar del producto más fresco, con la mejor calidad, y elaborado con la maestría de la tradición.
Con los productos del mar se preparan, por ejemplo, la frita de pulpo, el bullit de peix (un guiso de pescado hervido con patatas que se acompaña con arroz a banda), calamares rellenos de sobrasada, borrida de rajada (guiso de raya), gerret (caramel) en escabeche o en arroz con coliflor, raor (galán) frito o tantos otros platos donde también son protagonistas la langosta roja de Ibiza, el mero, el gallo de San Pedro, la roja o cabracho, las espardenyes (pepino de mar), la gamba ibicenca, el rape, la sirvia (pez limón), el dentón…
Por su parte, la tierra proporciona los ingredientes clave en los platos con acento campesino, como el arroz de matanzas, la ensalada de tomate con pescado seco y crostres (trozos de pan duro), frita de porc , las faves ofegades (literalmente, habas ahogadas), el sofrit pagès, el cuinat (potaje de vigilia), la coca de pimientos… Y los postres, donde destacan el flaó (un pastel elaborado con queso de oveja o cabra y hierbabuena), la greixonera (un tipo de pudin de ensaimadas), los bunyols o buñuelos y las orelletes, un dulce esponjoso con aroma a limón y anís.
Playas, naturaleza, ocio y patrimonio suelen ser los principales argumentos para elegir Ibiza por
primera vez. La gastronomía, sin embargo, es el motivo que siempre empuja a regresar.